El presidente del Consejo Económico y Social (CES) de España, Antón Costas, ha asegurado este miércoles en Logroño que «el principal reto es crear buenos empleos para más gente y en más lugares de nuestros país». Costas realizó estas declaraciones durante un foro económico organizado por Diario LA RIOJA –para «reflexionar sobre la actualidad», resumió el director general de Nueva Rioja, Goyo Ezama–, en el que también pronosticó que la economía nacional «levantará un poco el pie del acelerador» este año, «pero de en modo alguno pisará el freno». «Ni vimos recesión en 2022, ni la veremos en 2023», aseveró.
Partiendo de la premisa de que «las predicciones son arriesgadas» y «no se tienen que hacer para acertar, sino para saber en por qué nos hemos equivocado», el presidente del CES realizó un repaso a lo acontecido, detectó los fallos en las políticas anticrisis y puso «las luces largas» porque «tengo la convicción de que hemos entrado en una nueva era».
Costas enfatizó que, «no todas, pero muchas de las causas del enorme malestar, de la rabia y del resentimiento» de las sociedades desarrolladas tienen que ver con la pérdida de prosperidad y expectativas». En este sentido alertó de que «si no somos capaces de dar una respuesta tendremos sociedades muy alteradas, convulsas y conflictivas», el germen perfecto para que «las democracias transiten» a sistemas «totalitarios». Y la estrategia, a su juicio, para evitar entrar en esos peligroso escenarios es «crear buenos empleos para más gente y en más lugares».
Otro reto es cómo gestionar las crisis. Como la actual, en la que «el nivel alcanzado por los precios» ha empobrecido a todos los españoles, pero se ha convertido en «un problema de coste de vida para el 30%-40% de los hogares españoles. Pues, en su opinión, es a este sector de la sociedad al que «un país honesto y decente tiene que proteger y aliviar el dolor» y, en consecuencia, medidas como la rebaja de 20 céntimos del gasóleo para todos «no son ni eficaces ni justas». Aun con todo, Costas reconoció que «el coste» de la crisis actual «se ha repartido mejor», a diferencia de la de 2008 que se basó en «recorte del gasto social, y destrucción de empleo y de tejido empresarial a mansalva».
Para 2023, y evitando «caer en un escenario complaciente», auguró que la economía seguirá creciendo, aunque a un ritmo mas lento que el año pasado. Y ello será así porque «el empleo seguirá funcionando, como lo hizo en 2022», gracias al «acuerdo sobre la reforma laboral». Y es que, aunque «haya empleos fijos con el adjetivo de temporales (en referencia a los fijos discontinuos), eso ha propiciado «un cambio de conducta» que tiene «un impacto directo en el consumo» y la demanda interna «es uno de los motores» que explican que España evitase la recesión el año pasado.
Por la misma razón también la sorteará durante el presente ejercicio, vaticinó. A lo que sumó otros dos factores. Por un lado, «la capacidad exportadora de las empresas», que «nos hace ser una economía muy competitiva». Y, por otro, –instando a los asistentes a comprender bien sus palabras–, el hecho de que «hasta 2024 vamos a tener una inyección de inversión pública muy importante vinculado a los gastos de defensa» por una «guerra de invasión», en Europa. Y es que «históricamente» los conflictos bélicos «dan un impulso al gasto» y son «un motor de la economía».
En cuanto a «la nueva era», Costas explicó que «hemos pasado de un mundo de certezas exageradas a uno de incertidumbre», que es «como una especie de niebla densa que nos imposibilita ver cuáles son los riesgos que tenemos por delante». Eso complicará «equilibrar los objetivos» y exigirá «un tipo de gobernanza distinta, colaborativa, y mantenida en el tiempo» para dar «soluciones colectivas a los riesgos». Un ejemplo de este tipo de nueva gobernanza, apuntó, son los planes estratégicos de transformación económica PERTE financiados con los fondos europeos de reconstrucción.
A pesar de los retos, Costas se declaró «optimista» porque España está preparada para «transformar los riesgos en oportunidades». «Salgan de esta charla con la convicción de que somos un país muy competitivo, bien posicionado ante la transición energética y con una capacidad de diálogo y acuerdo como ningún otros país desarrollado», concluyó.